martes, 4 de octubre de 2011

PERSONAS CÉLEBRES: EL CABALLERO DE MONTESA FREY BERNAT DE MONTSONÍS



"y así, sin salir de la capilla Su Magestad le presentó al Maestre ocho nuevos caballeros de no menor nobleza y calidad que los primeros;los quales fueron Don Fernando Pedro de Aragón, Hermano del Señor Rey Don Jayme, Don Bernardo de Monçonis, Don Berenguer de Eril, Don Bernardo de Aramont, Don Guillem de Aguilar, Don Bernardo de Roca, Don Berenguer de Torrent y Don Arnaldo Pedriça. Dioles a todos su Abito el nuevo Maestre y admitiolos tambien luego a la Profesion, con los quales quedo la nueva Milicia adequadamente formada"


Fundación de la Orden de Montesa. Montesa Ilustrada. Año 1667



Bernat de Monsonís fue un noble de la clase de caballeros natural de Balaguer donde nació a finales del siglo XIII, hijo de Mossen Galcerà de Monsonís y nieto de Perot de Monçonís, ambos caballeros con casa en Balaguer y del linaje de Montsonís. Tras la disolución en 1314 de la Orden del Temple, el rey Jaime II decidió crear una nueva orden militar bajo la tutela de la de Calatrava que absorbiera los bienes y encomiendas de las órdenes militares de templarios y hospitalarios en el reino de Valencia. En 1319 fue creada la nueva milicia bajo el nombre de Orden de Santa María de Montesa. Entre sus primeros miembros estaba el caballero Bernat de Monsonís que ingresó en la misma de manos del rey Jaime II. Tras su nombramiento como caballero de Montesa y tras acompañar al clavero de la Orden a tomar posesión del castillo de Montesa, pasó a residir a Sant Mateu, ocupando los cargos de Comendador de Ares, Cervera, y más adelante Comendador mayor de la Orden, Comendador de Peñíscola y Teniente de Culla. 
Tal como recoje el "Montesa Ilustrada", siendo Comendador Mayor prestó testimonio jurando por la cruz de la Orden ante la puerta de la Iglesia de Adzaneta en 1337 que procedía del linaje noble de Montsonís de Balaguer y que era hijo de Galcerà de Monsonís y nieto de Perot de Monsonís, caballeros de Balaguer, y que su pariente allí presente de nombre Ramón Català de Monsonís era gentihombre y noble por ser nieto de su tío Antonio de Monsonís, al que llamó a vivir a Ares, y que por ello le correspondían todas las prerrogativas de la Caballería.
A partir de 1340 se deja de tener constancia documental del caballero de Montesa Bernat de Monsonís.

Finalmente, y después de la insistencia del papa, el maestre de Calatrava dio poderes al comendador de Alcance, fray Gonzalo Gómez, para que en su nombre diese los primeros hábitos de Montesa. El 22 de julio de 1319, en la capilla de Santa Águeda del palacio real de Barcelona, en presencia del rey Jaime II, del obispo de Barcelona, de los abades cistercienses de Santes Creus, Valldigna y Benifassà y algunos caballeros de las órdenes de la Merced, San Juan del Hospital y San Jorge de Alfama, fray Gonzalo Gómez, impuso el hábito de la nueva orden a Guillem d´Eril, a Galceran de Bellera y a Erimau d´Eroles. Tras la profesión de los nuevos montesianos, Pere Alegre, abad de Santes Creus, eligió maestre de Montesa, por delegación pontificia, al noble catalán fray Guillem d´Eril. A continuación, el primer maestre de Montesa impuso el hábito de su orden a Bernat de Monzonís, Ferran d´Aragó, hermano bastardo del rey, Berenguer d´Eril, Bernat d´Aramont, Guillem d´Aguilar, Bernat de Roca, Berenguer de Torrent y Arnau de Pedriça.

Extinguida la orden del Temple en el concilio de Vienne (1312), Jaime II de Aragón gestionó ante el papado la posibilidad de fundar una nueva orden militar, debido al problema suscitado tras la disolución de los templarios, ya que se pretendía ceder los bienes de la extinta orden a la de San Juan del Hospital y el rey temía un desmesurado crecimiento del poder de los hospitalarios dentro de sus estados.

El monarca, en cambio, propuso la creación de una nueva orden militar que, por una parte, podría dotarse de los bienes que templarios y hospitalarios poseían en el Reino de Valencia, y cuya finalidad habría de ser la defensa del reino frente a los ataques de los musulmanes. Jaime II proponía al pontífice la creación de una orden de obediencia cisterciense, sujeta al monasterio de Gran Selva y filial de la orden de Calatrava, pero con absoluta independencia frente a cualquier intervención de la orden castellana. Además, el rey ofrecía como sede de la nueva orden el castillo y villa de Montesa, que eran propiedad real. Los embajadores reales nada consiguieron del papa Clemente V, aunque el destino quiso que la muerte del papa facilitase las cosas.

Tras la elección del papa Juan, en septiembre de 1316, el rey envió una nueva embajada, cuya finalidad era la de lograr del papa que no se asignaran los bienes de los templarios en la Corona de Aragón a la orden del Hospital y crear una nueva orden militar. Las negociaciones, tras ligeros retoques en la propuesta del rey, desembocaron en la promulgación de la bula Pia matris ecclesia de 10 de junio de 1317, por la cual se creaba la orden de Santa María de Montesa. La bula exponía la finalidad de la nueva orden: la defensa de la frontera sur del reino de Valencia y la lucha contra los musulmanes. En cuanto a los bienes, pasarían a Montesa todos los que tenía la orden del Temple en el reino de Valencia y los que también poseía la orden del Hospital, excepto los que ésta tenía en la ciudad de Valencia y un radio aproximado de media legua, por lo que se incluía la villa de Torrent. Por su parte, Jaime II cedía a la nueva orden la villa de Montesa y sus términos, donde había de construirse el convento de la orden.

En cuanto al ámbito eclesiástico, la bula dispuso que Montesa observase la regla del Císter, al igual que la orden de Calatrava. Además, el maestre castellano debía visitar Montesa anualmente, con el fin de supervisar el buen funcionamiento del convento de la orden, acompañado por el abad de Santes Creus, o en su defecto, por el de Valldigna, aunque, en caso de no acudir ninguno de los abades, el maestre podía realizar la visita por sí sólo. Al día siguiente de promulgar la bula fundacional de Montesa, -once de junio-, el papa facultó al abad del monasterio de Santes Creus para que en su nombre eligiese el primer maestre de Montesa.

Sin embargo, la fundación real de la orden todavía hubo de retrasarse un tiempo, debido al desinterés mostrado por el maestre de Calatrava, fray García López de Padilla, a quien competía dar los primeros hábitos de Montesa, así como enviar diez frailes calatravos para la instrucción de los neófitos montesianos. Probablemente, la poca atención prestada por el maestre a la nueva fundación, residió en la sospecha de que la orden de Montesa no iba a depender de Calatrava para nada importante, como después sucedería.

Finalmente, y después de la insistencia del papa, el maestre de Calatrava dio poderes al comendador de Alcañiz, fray Gonzalo Gómez, para que en su nombre diese los primeros hábitos de Montesa. El 22 de julio de 1319, en la capilla de Santa Águeda del palacio real de Barcelona, en presencia del rey Jaime II, del obispo de Barcelona, de los abades cistercienses de Santes Creus, Valldigna y Benifassà y algunos caballeros de las órdenes de la Merced, San Juan del Hospital y San Jorge de Alfama, fray Gonzalo Gómez, impuso el hábito de la nueva orden a Guillem d´Eril, a Galceran de Bellera y a Erimau d´Eroles. Tras la profesión de los nuevos montesianos, Pere Alegre, abad de Santes Creus, eligió maestre de Montesa, por delegación pontificia, al noble catalán fray Guillem d´Eril. A continuación, el primer maestre de Montesa impuso el hábito de su orden a Bernat de Monsonís, Ferran d´Aragó, hermano bastardo del rey, Berenguer d´Eril, Bernat d´Aramont, Guillem d´Aguilar, Bernat de Roca, Berenguer de Torrent y Arnau de Pedriça.

El mismo día, el rey Jaime II cedió el castillo, villa y término de Montesa, en el reino de Valencia, a la nueva orden. La elección de Montesa como sede, planteada desde el inicio de las negociaciones con el papa, estuvo motivada por diversos factores; por una parte, era una villa del patrimonio real, con lo que podía cederse inmediatamente a la nueva orden; por otra, situada en una zona que, aunque conquistada hacía ya tiempo, sus territorios estaban cercanos a zonas de población todavía musulmana. Finalmente, la situación estratégica de Montesa, dominando el valle del mismo nombre, podía facilitar el control de la zona frente a posibles choques con la corona de Castilla, puesto que la vall de Montesa era el paso natural de entrada hacia Valencia.

Una vez creada de manera efectiva la nueva orden, el paso siguiente fue el de tomar posesión de los territorios que el papa había asignado a los montesianos, objetivo que, debido a la enfermedad que sufría el maestre Eril, hubo de delegar en el clavero de la orden, fray Erimau d´Eroles. Días antes, Jaime II, en vista del estado de salud del maestre, escribió al papa explicándole la situación y sugiriéndole que, caso de que se produjese la muerte del maestre, el papa delegase de nuevo en el abad de Santes Creus la elección del segundo maestre de Montesa, en vista de la inexperiencia de los frailes de la nueva orden. Una vez con los poderes del maestre y de la orden, el clavero de Montesa empezó a tomar posesión de los territorios que se les habían asignado. Junto al clavero fray Erimau d´Eroles, asistió el embajador real Vidal de Vilanova, que fue quien negoció con el papa, en nombre de Jaime II, la fundación de la orden, y el abad del monasterio de Santa María de la Valldigna. Durante los meses de agosto y septiembre de 1319, recorrieron la parte norte y centro del reino de Valencia tomando posesión de los distintos lugares, llegando a Montesa el día 12 de septiembre.

Guillem d´Eril murió en Peñíscola el 4 de octubre de 1319. Por su parte, el día 11 de noviembre, Juan XXII, extendía una bula por la que nombraba al abad de Santes Creus nuevo maestre de Montesa. El día 27 de febrero de 1320, fray Arnau de Soler, personaje muy vinculado a la corte y comendador de Aliaga en la orden del Hospital, era elegido nuevo maestre.

La nueva orden fue dotada con los bienes de los que gozaban el resto de templarios y hospitalarios en el reino de Valencia, además de la villa real de Montesa y sus términos. Se siguió la distribución tradicional heredada de las órdenes militares, en virtud de la cual recibió de la orden del Hospital:

-el bailío de Cervera: Cervera, Sant Mateu, Traiguera, La Jana, El Carrascal, Canet, Càlig, Xert, Rossell y La Barcella;

-el castillo de Onda: Onda, Tales y Artesa;


-el castillo de Vilafamés: Vilafamés y la Vall d´Alba;

-el bailío de Sueca: Sueca, Silla y Montroi;

-el castillo de Perpuxent: l´Orxa, Canècia, Benillup i Beniarrés;
Real Maestrazgo de Montesa. Josep Villarroya, año 1787. Libro II. Cap. I
"Conocerán todos los querrán ver esta escritura que Viernes a veinte y cinco días del mes de Mayo del año de Nuestro Señor mil trescientos treinta, constituído personalmente en la Torre de San Matheo el muy honrado Religioso Varón Señor Fr,Pedro de Thous, por la gracia de Dios digno Maestre de la Orden de Caballería de Montesa, juntamente con los honrados y Religiosos Fr. Bernardo Montçonis comendador Mayor de dicha Orden y de Peñíscola..."

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