Montgai es una pequeña población cercana a Agramunt, situada a pocos kilómetros de Montsonís y de Balaguer. Ya hemos visto que el linaje principal de los Monsonís, antiguos señores del castillo de Montsonís y castellanos de Gerb tuvieron casa solariega en Balaguer. De esta casa fue el caballero Galcerà de Monsonís, hijo del caballero Perot de Monsonís y del que deciende una rama que pasó al Maestrazgo de Castellón, como también la rama que a través de la baronía de Flix pasaron a Vilalba, Tarragona, Massalió y también a la zona de Castellón. También sabemos que en dicha ciudad hubo donceles de la nobleza con este apellido hasta al menos el siglo XVII como Dimas y Miquel de Monsonís que en el año de 1541 pidieron el cargo de veguer de Balaguer y Agramunt, o los donceles Joanot y Francesc de Monsonís en 1569. De esta familia pasó una rama a Montgai, no sabemos cuando, pero si que en Montgai hubo una masía llamada Cal Monsonís en el siglo XVIII hoy llamada de Bernaus. De esta familia fue Antoni Mirats i Monsonís, nacido en Montgai en 1848, capitán del ejército carlista que pasó a la Orden de los Capuchinos tras acabar la guerra, llegando a ser Vicario general de las Escuelas Pías entre 1919 y 1925. Otra persona célebre de esta familia fue Faust Monsonís i Prats, político regionalista, adscrito a la facción "roderista" (nacionalistas republicanos de derechas) y que fue diputado por el distrito de Balaguer en 1909. En el periódico "La Veu del Freser" de fecha 10 de junio de 1920 se anució el matrimonio celebrado por Mossén Pere Viladas, ecónomo de Ribes, en la capilla particular de la familia Monsonís de Montgai entre María Montserrat Monsonís Ortiz, hija del exdiputado Faust Monsonís, y Ramón Viladàs Folguera, industrial de Agramunt, siendo padrinos de la novia el exministro regionalista Felip Rodés y Ramón Monsonís, y del novio, D. Josep María de Siscar, barón de Síscar y Pere Codina. De esta familia fue el también diputado regionalista Carles Bonifaci Monsonís, sobrino de Faust Monsonís, el ilustre abogado Ramón Viladàs Monsonís que formó parte de la primera Comisió Asesora de la Generalitat de Catalunya en 1976, o Jesús Monsonís Ortiz, gran impulsor del motociclismo en Cataluña en los años setenta y presidente del Moto Club Segre.
lunes, 22 de octubre de 2012
FERNÁNDEZ-MONZONÍS EN LAS ISLAS CÍES
La Familia Fernández. La historia.
Un joven artista vigués Emilio Fernández Fernández se va a Madrid a estudiar pintura a principios de la década de los treinta. Entra en el mundillo, se relaciona con la bohemia de la ciudad y estalla la Guerra. Se presenta voluntario y alcanza el grado de Teniente. Realiza funciones de transporte. En Ademuz, pueblo de la provincia de Valencia conoce a una chica que come un bocadillo de huevo frito, le pide un poco. Ella, Doña Elvira Monzonis Blasco, recuerda hoy que se lo dio y solo su muerte, no hace mucho, les separó. La familia de la muchacha estaba aterrorizada, un Oficial de veintiocho años, posiblemente casado, pues le acompañaba un niño -un huerfano que había recogido tras el bombardeo de Cella- y gallego...Se casaron, Emilio fue destinado a Madrid, dejando al huérfano Antoñito de Cella a cargo de Cenadilla, un compañero suyo. Nunca lo volvieron a ver. Después de la derrota y la depuración llegaron a Vigo, la familia de Emilio no quería a Elvira, a saber donde encontró a esta, quien será...Tuvieron que volver a casarse. En principio, con sus antecedentes D. Emilio lo tuvo crudo, se hizo pintor de brocha gorda, los nuevos ricos de la posguerra empezaron a contratar sus servicios para sus nuevas casas, escayolas, colores, pan de oro, barnices, betún de judéa. Lo que ningún pintor local conocía, él lo aplicaba. Enamorado de las Cíes, al principio de los años 40, en cuanto podía se piraba a las islas con su señora y creciente prole, alquilaron en los primeros tiempos una habitación, conseguían el sustento cazando y pescando. Pronto compran un terreno con las ruinas "da casa dos vellos" que acondicionan, sus clientes de la pintura de la burguesía de Bouzas demandan habitaciones para pasar unos días en las Cíes. Pescadores y "bañistas" iban a tomar café. Su pasado combatiente volvió, no podía ser titular de un negocio. El Gobierno Civil no lo autorizaba. Pero a su hijo Emilio sí, abrieron el bar en 1956. Camping Islas Cíes.
El Reencuentro.
Por mi manera de ser la vida no me desvía, me da revolcones. Treinta años después de mi primera visita y dieciocho desde la última me vuelvo a encontrar con los Fernández Monzonís en las Cies. El Camping ha mejorado mucho la calidad de sus instalaciones. Parece que se han acabado los tiempos en que el ICONA empedraba la casa forestal con los restos de un cenobio sin catalogar, tiraba las basuras por el acantilado y algún ilustre pretendía poner comederos a las gaviotas.
En 1980 el Balizador Rías Bajas transportaba al Servicio de Faros a las Cíes y eran frecuentes los pedidos de transporte de los "industriales" e instituciones asentadas allí. Siempre los atendimos. Los Fernández Monzonís, que ya habían montado el Camping, nunca pidieron, alquilaban un barco. Por las especiales circunstancias de las islas me ofrecí a Emilio (hijo), pues me parecía deshonesto ser discriminatorio en los favores y el Patrón, Miguel, estuvo de acuerdo. Yo creía en la hermandad de la Islas, que obviamente no existe. Emilio, sorprendido por el ofrecimiento, me miró y dijo "Mera: Esto es un negocio, y los negocios deben financiarlos sus dueños que obtienen beneficios, no pueden depender de favores, yo alquilo un barco y viene cuando lo contrato". Dije que me parecía lo correcto. Nuestra relación siempre fue amistosa.
Estos días volví a las Islas a llevar a Encarna Muiño y su amiga Marilín, tripulaba el "Biniazar" mi amigo López Cota, mi relevo de contar nubes. Emilio Fernández Monzonís va y viene para el aprovisionamiento, allí quedan sus hermanos Quico (Enrique) Fernando y Elvira, Fran falleció.
Mi primera sorpresa fue al pedir unas cervezas, el encargado de la cafetería era Correa, el mismo que en 1980 - José Antonio Rodriguez Correa debía tener veinte años-. Fue muy emocionante. Subí al restaurante, Quico y Suso el Portugués, su mujer en la cocina, los mismos que en el ochenta. Chasco y Alfonso Pérez, mantenimiento, transporte, admisión... Chasco se llama Enrique Rodríguez Abalde, según Emilio es una persona clave. Todos en invierno siguen trabajando en la empresa, que al efecto se dedica a la decoración de interiores, tienen una tienda: "Emilfer" en el Paseo de Alfonso, esquina Falperra de Vigo y hacen todo tipo de decoraciones.
Cuando Manolo López y yo navegamos de regreso a Marín pensé en ello, personal serio, competente y currante como el del Camping, que desde antiguo conozco, no suele tener problemas de empleo, solo siguen si están contentos. Muchos de los clientes de entonces han muerto, sus hijos siguen.
En Vigo fuí a ver a Emilio, le pedí que me contasé la historia familiar, para ponerla aquí. Le dije lo de los empleados y me dijo: "No son los más antiguos, este que está aquí, Enrique Barreiro, lleva cincuenta años, es el más antiguo, empezamos juntos con mi padre. Cambió los barcos de Terranova donde su padre era patrón, por la pintura, aquí sigue". El hombre sonreía con orgullo tras el mostrador. En el Restaurante trabajan 16 personas y en el Camping 15. Solo he nombrado a los que llevan treinta años, los hay de todas las edades.
Y es que pocas, pero algunas veces, en este país hay gente legal que ha crecido como empresa, que sus empleados no tienen un empleo precario, que los dueños trabajan codo con codo con sus obreros y no gastan sus beneficios en ostentación, sinó en mejorar su infraestructura. Los Fernández Monzonís son de estos, por eso están aquí.
Un joven artista vigués Emilio Fernández Fernández se va a Madrid a estudiar pintura a principios de la década de los treinta. Entra en el mundillo, se relaciona con la bohemia de la ciudad y estalla la Guerra. Se presenta voluntario y alcanza el grado de Teniente. Realiza funciones de transporte. En Ademuz, pueblo de la provincia de Valencia conoce a una chica que come un bocadillo de huevo frito, le pide un poco. Ella, Doña Elvira Monzonis Blasco, recuerda hoy que se lo dio y solo su muerte, no hace mucho, les separó. La familia de la muchacha estaba aterrorizada, un Oficial de veintiocho años, posiblemente casado, pues le acompañaba un niño -un huerfano que había recogido tras el bombardeo de Cella- y gallego...Se casaron, Emilio fue destinado a Madrid, dejando al huérfano Antoñito de Cella a cargo de Cenadilla, un compañero suyo. Nunca lo volvieron a ver. Después de la derrota y la depuración llegaron a Vigo, la familia de Emilio no quería a Elvira, a saber donde encontró a esta, quien será...Tuvieron que volver a casarse. En principio, con sus antecedentes D. Emilio lo tuvo crudo, se hizo pintor de brocha gorda, los nuevos ricos de la posguerra empezaron a contratar sus servicios para sus nuevas casas, escayolas, colores, pan de oro, barnices, betún de judéa. Lo que ningún pintor local conocía, él lo aplicaba. Enamorado de las Cíes, al principio de los años 40, en cuanto podía se piraba a las islas con su señora y creciente prole, alquilaron en los primeros tiempos una habitación, conseguían el sustento cazando y pescando. Pronto compran un terreno con las ruinas "da casa dos vellos" que acondicionan, sus clientes de la pintura de la burguesía de Bouzas demandan habitaciones para pasar unos días en las Cíes. Pescadores y "bañistas" iban a tomar café. Su pasado combatiente volvió, no podía ser titular de un negocio. El Gobierno Civil no lo autorizaba. Pero a su hijo Emilio sí, abrieron el bar en 1956. Camping Islas Cíes.
El Reencuentro.
Por mi manera de ser la vida no me desvía, me da revolcones. Treinta años después de mi primera visita y dieciocho desde la última me vuelvo a encontrar con los Fernández Monzonís en las Cies. El Camping ha mejorado mucho la calidad de sus instalaciones. Parece que se han acabado los tiempos en que el ICONA empedraba la casa forestal con los restos de un cenobio sin catalogar, tiraba las basuras por el acantilado y algún ilustre pretendía poner comederos a las gaviotas.
En 1980 el Balizador Rías Bajas transportaba al Servicio de Faros a las Cíes y eran frecuentes los pedidos de transporte de los "industriales" e instituciones asentadas allí. Siempre los atendimos. Los Fernández Monzonís, que ya habían montado el Camping, nunca pidieron, alquilaban un barco. Por las especiales circunstancias de las islas me ofrecí a Emilio (hijo), pues me parecía deshonesto ser discriminatorio en los favores y el Patrón, Miguel, estuvo de acuerdo. Yo creía en la hermandad de la Islas, que obviamente no existe. Emilio, sorprendido por el ofrecimiento, me miró y dijo "Mera: Esto es un negocio, y los negocios deben financiarlos sus dueños que obtienen beneficios, no pueden depender de favores, yo alquilo un barco y viene cuando lo contrato". Dije que me parecía lo correcto. Nuestra relación siempre fue amistosa.
Estos días volví a las Islas a llevar a Encarna Muiño y su amiga Marilín, tripulaba el "Biniazar" mi amigo López Cota, mi relevo de contar nubes. Emilio Fernández Monzonís va y viene para el aprovisionamiento, allí quedan sus hermanos Quico (Enrique) Fernando y Elvira, Fran falleció.
Mi primera sorpresa fue al pedir unas cervezas, el encargado de la cafetería era Correa, el mismo que en 1980 - José Antonio Rodriguez Correa debía tener veinte años-. Fue muy emocionante. Subí al restaurante, Quico y Suso el Portugués, su mujer en la cocina, los mismos que en el ochenta. Chasco y Alfonso Pérez, mantenimiento, transporte, admisión... Chasco se llama Enrique Rodríguez Abalde, según Emilio es una persona clave. Todos en invierno siguen trabajando en la empresa, que al efecto se dedica a la decoración de interiores, tienen una tienda: "Emilfer" en el Paseo de Alfonso, esquina Falperra de Vigo y hacen todo tipo de decoraciones.
Cuando Manolo López y yo navegamos de regreso a Marín pensé en ello, personal serio, competente y currante como el del Camping, que desde antiguo conozco, no suele tener problemas de empleo, solo siguen si están contentos. Muchos de los clientes de entonces han muerto, sus hijos siguen.
En Vigo fuí a ver a Emilio, le pedí que me contasé la historia familiar, para ponerla aquí. Le dije lo de los empleados y me dijo: "No son los más antiguos, este que está aquí, Enrique Barreiro, lleva cincuenta años, es el más antiguo, empezamos juntos con mi padre. Cambió los barcos de Terranova donde su padre era patrón, por la pintura, aquí sigue". El hombre sonreía con orgullo tras el mostrador. En el Restaurante trabajan 16 personas y en el Camping 15. Solo he nombrado a los que llevan treinta años, los hay de todas las edades.
Y es que pocas, pero algunas veces, en este país hay gente legal que ha crecido como empresa, que sus empleados no tienen un empleo precario, que los dueños trabajan codo con codo con sus obreros y no gastan sus beneficios en ostentación, sinó en mejorar su infraestructura. Los Fernández Monzonís son de estos, por eso están aquí.
http://desdeunfaro.blogspot.com.es/2010/07/emilio-fernandez-camping-islas-cies.html
PERSONAJES CÉLEBRES: MANUEL MONZONÍS FRANCH
El
28 de enero de 1893, en el seno de una familia acomodada, nació en
Betxí, Manuel Monzonís Franch, hijo de Manuel Monzonís Mercader y de Josefa Franch. Pertenecía a una antigua familia de Betxí de afamados militares, siendo nieto del capitán Pascual Monzonís Choqué que estando destinado en San Sebastian contrajo matrimonio con María de las Mercedes Mercader Echaniz, de una importante familia de industriales y navieros guipuzcoanos que se convirtió en una de las escasas mujeres que se doctoró en Medicina en aquellos años. A su vez era bisnieto de Pascual Monzonís Franch, teniente coronel de infantería, quien casó en Francia durante las guerras napolónicas con Amalia Choqué, de Lille. Muy joven Manuel Monzonís fue internado
en el colegio de La Salle, en Benicarló con el objeto de que, mientras
estudiaba, se despertara en él una posible vocación eclesiástica. Como
eso no cuajó, la sangre militar que corría por sus venas le impulsó a
ingresar como voluntario en el Ejército, precisamente en momentos en que
España estaba en guerra con Marruecos. Tras finalizar su etapa militar, convalidó sus estudios y realizó los exámenes para maestro de enseñanza, una profesión que continuaron otros miembros de esta ilustre familia castellonense. Tras un tiempo como maestro en Artana, pudo ingresar en el Grupo Escolar de la Trinidad de Valencia. Ya en Castellón, Manuel Monzonis se incorporó al grupo escolar
Obispo Climent donde ejerció durante muchísimos años. Fue el tiempo en
que formó parte de un grupo de maestros que dirigieron las populares
Colonias Escolares, que el Ayuntamiento de Castellón organizaba en
Lucena. El 27 de diciembre de 1935 contrajo matrimonio con la también maestra Angelita
Martínez Llorens. Contrajeron matrimonio el 27 de diciembre de 1935. Poco tiempo después Manuel Monzonís ingresará como docente en el Colegio Herrero de Castellón donde ya se encontraba impartiendo clases su mujer Angelita Martínez. Durante la guerra civil, Manuel Monzonís fue perseguido por su vinculación a diferentes organizaciones católicas y salvado por un miembro del Comité Antifascista que había sido alumno suyo. Del matrimonio Monzonís-Martínez sobrevivieron dos hijos, Juan José, que se
convirtió en Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, en la actualidad
presidente del Puerto de Castellón que se casó con Conchín Rallo Guinot y
tienen cuatro hijos, Manuel, Conchín, Juan e Ignacio y también cuatro
nietos, Christian, Natalia, Alejandro y Marcos. Por su parte, María
Ángeles, Licenciada en Filosofía y Letras, contrajo matrimonio
más tarde con Juan Barrón Benavente y tuvieron una hija de nombre MªÁngeles.
Un primo de Manuel Monzonís, de nombre Ignacio Monzonís Doñate, militante valencianista en los años treinta, fue también maestro en Betxí, y el hijo de este, Ignacio Monzonís Ferrer continuó la saga con los Clegios Elian's regentados por sus descendientes en la actualidad. También la carrera de medicina, iniciada por Mercedes Mercader en San Sebastian, tuvo sus representantes en Manuel Monzonís Mercader, tío de Manuel Monzonís Franch, y en su descendiente Luciano Monzonís Rey, quien fue alcalde de Betxí.
Para más información ver la entrada de este mismo blog: "La rama Monzonís de Bechí".
Información extraída del periódico " Mediterráneo" de Castellón, según relación de los hijos de Manuel Monzonís Franch.LA HEREDERA DE SANGUMÍ, UN ROMANCE SOBRE EL LINAJE MONSONÍS
En 1835 fue publicada en Barcelona "La Heredera deSangumí", obra literaria de Joan Cortadas, escritor catalán adscrito al romanticismo y basada en un romance catalán del siglo XII. La historia que narra los amores y desventuras de dos jóvenes de la nobleza catalana de Urgell, transcurre en el año 1105, cuando Gualterio de Monsonís, caballero catalán y heredero de Romualdo, señor de Monsonís, regresa de las Cruzadas para unirse a su prometida Matilde de Sangumí, heredera de dicha casa y prometida al de Monsonís antes de que este partiera a las Cruzadas. Sin embargo, el hermano de esta, Arnaldo de Sangumí, que también ha regresado de Oriente, temeroso de perder la herencia familiar, encierra a Matilde en el monasterio de Santa Cecilia de Urgel. Gualterio de Monsonís, que se había ganado el sobrenombre de "El Caballero del Ciervo" durante su estancia en los Santos Lugares, y a quien el romance describe como "de grande estatura, frente alta y despejada, cabello rubio y ojos azules", un prototipo de virtudes, valiente y generoso, armado caballero por el conde Berenguer Ramón de Barcelona, tratará de liberar a su amada entrando de forma ilícita en el monasterio y siendo denunciado al Conde Ramón Berenguer III, tutor del conde de Urgel y soberano accidental de dicho territorio, que lo mantendrá encerrado y le pedirá que le sirva en la definitiva conquista de la ciudad de Balaguer a los musulmanes que tendrá lugar ese mismo año. De esta manera el romance narra la participación de Gualterio de Monsonís en la conquista de Balaguer, en la que se presentará voluntario y escalará la torre más alta de la ciudad donde colocará el estandarte del Conde Ramón Berenguer, quien en atención a sus servicios le permitirá rescatar a Matilde Sangumí y llevarla ante él para benedecir el matrimonio. Las intrigas de Arnaldo de Sangumí que rapatrá de nuevo a su hermana para casarla con un caballero de Barcelona y las vicisitudes del protagonista no permitirán un final feliz de este drama.
Llama la atención, sin embargo, que en el subtítulo de la obra, el autor insista en que se trata de la adaptación de un antiguo romance medieval del siglo XII. Este tipo de textos eran realizados por trovadores normalmente a sueldo de algún noble, por lo que, teniendo en cuenta las descripciones tanto geográficas como históricas nos estaríamos encontrando con una leyenda familiar sobre una familia que forma parte de la realidad histórica de Condado de Urgel como son los Monsonís, que en esas fechas eran señores del castillo del mismo nombre, y una de cuyos miembros de nombre Ramón de Monsonís, participó justamente en la conquista definitiva de Balaguer en el año de 1105. "La heredera de Sangumí" convertida posteriormente en ópera en Italia, sería pues una aportación a la historia del linaje de Monsonís y a la historia de la tierra en la que este se desarrolló dirante los primeros años de la Reconquista para pasar posteriormente a tierras de tarragona y Valencia.
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